5 errores comunes en la dieta previa a un día de carrera
Entre nervios, ansiedad y otros padecimientos, es muy frecuente errar en la dieta y tener graves problemas a la hora de enfrentar una competencia de alto rendimiento. Es que un atracón puede arruinarnos las chances de diferentes formas, desde un calambre en plena pedaleada hasta una descompostura por un exceso de comida.
A veces es un simple error de cálculo de cantidad de calorías que puede resultar en tirar por tierra meses y meses de entrenamiento. Veamos algunos de los errores más frecuentes y cómo evitarlos:
- Sobredosis de hidratos de carbono: algunos atletas suelen sobreestimar sus necesidades calóricas y terminan consumiendo grandes cantidades de cereales, pastas, arroz, papas o pan. Existen muchas páginas como esta que permiten calcular la cantidad de calorías necesarias para suplementar el ejercicio y la carrera que viene. Es muy importante dejar algunos carbohidratos como el pan de harina blanca, ya que cuenta con muchas calorías y no es precisamente de fácil digestión.
- Demasiada fibra: un problema que se da tanto en los maratonistas como en los ciclistas, sucede que hay una transferencia de sangre del sistema digestivo a los músculos, traduciéndose en un calambre estomacal, ya que el órgano necesita de sangre para realizar la digestión. En lo posible, hay que consumir alimentos con bajo contenido de fibra la noche anterior a la competencia, así como antes de un ejercicio fuerte o antes de la competencia. Una buena opción son comidas de fácil digestión como las pastas con verduras, algún cereal de fácil digestión o tostadas con queso blanco.
- No desayunar: el cuerpo pasa varias horas sin alimentos durante las horas de sueño, por lo que no podemos esperar que rinda bien en un entrenamiento o durante la competencia. Hay que comer una cantidad suficiente de hidratos de carbono el día anterior, así como tomar bebidas energizantes que son fáciles de digerir y aportan calorías para uso a corto plazo. También se puede consumir un batido de yogurt, una banana, tostadas con queso crema light y hasta un exprimido o licuado (con agua) de frutas
- Comer muy tarde: si se entrena durante la tarde, es probable que no volvamos a casa pasadas las 21:00. Si le sumamos una comida cuantiosa, en pocas horas de sueño, implicará que tendremos una mala digestión, así como un exceso de reservas de grasa. Una forma de evitar esto es hacer la comida principal durante el almuerzo, para luego seguir el entrenamiento con una comida liviana a la noche. Entre estas puede ser un bife de pollo con huevos o arroz, sopas de vegetales con algo de pan integral, sushi (se puede pedir a domicilio) acompañado de un licuado de frutas con agua.
- Atracones: a veces sucede que llegamos de un entrenamiento fuerte y los ojos nos llaman a darnos un atracón de pizza comiéndonos 12 porciones en dos minutos. De esa forma, todo el entrenamiento del día será en vano, por lo que debemos evitarlo a toda costa. Es cuestión de planear de antemano la comida pos-entrenamiento y mantenerse firme. Esa será una de las claves para cruzar la meta en primer lugar.
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