El equipo más grande del mundo, en San Luis
En 2007, Javier Megías se impuso en la primera etapa de la Vuelta a Chihuahua (México). Su mérito, por no decir proeza, no fue batir al resto de velocistas, sino hacerlo siendo diabético. Defendía los colores del SaunierDuval, una estructura en la que estuvo dos temporadas más disputando sin complejos algunas de las mejores carreras del mundo.
Aunque obviamente no es lo habitual, Megías no era el único diabético en el pelotón. Eso animó a Phil Southerland, un ex ciclista también diabético que había inscrito un equipo de afectados en la RaceAcrossAmerica, a formar una plantilla de afectados por esta enfermedad con el objetivo de demostrar al mundo que se puede ser diabético y hacer deporte al máximo nivel. “La diabetes no me favorece en nada para ser ciclista”, decía entonces el español, “pero con las máquinas que tenemos en el equipo, tampoco me perjudica mucho. No soy Indurain, pero me defiendo”.
Aquella escuadra, formada en una buena parte por ciclistas diabéticos –no todos lo eran-, recibió el apoyo de una gran farmacéutica del sector. El equipo se llamaba Type 1-Sanofi. En 2013, ya bajo el nombre de Novo Nordisk (www.teamnovonordisk.com), la totalidad de la plantilla pasó a estar formada por diabéticos. Este equipo, un verdadero ejemplo de superación, estará como el año pasado en la salida de la IX edición del Tour de San Luis.
Junto a Megías, en la mejor prueba del calendario latinoamericano habrá otro español, David Lozano, pero también dos franceses, NicolasLefrancois y Charles Planet; un italiano, Andrea Peron; y un holandés, MartijnVerschoor. La plantilla del equipo, no obstante, está formada por 18 corredores de 11 países diferentes. Son los referentes de los aproximadamente 380 millones de personas afectadas por esta enfermedad en el mundo.
“Corremos para cambiar la diabetes”, dicen los responsables del equipo. “Nuestra meta es obtener los mejores resultados posibles sin dejar de inspirar, educar y capacitar a las personas afectadas por la diabetes”, añade Phil Southerland. “Es nuestra misión”.
Camino de los 32 años, Megías es uno de los veteranos del equipo. Su historia es la historia de tantos y tantos afectados por la diabetes. “De pequeño jugaba al fútbol. No lo hacía nada mal, de ahí que me llamaran Butragueño”, en honor al ex jugador del Real Madrid. “Pero me rompí el cúbito y el radio y como mi padre era cicloturista, yo también empecé a montar en bicicleta”. Tenía 10 años.
La enfermedad
A los 13, sin embargo, comenzó a sentirse mal. “Me salió de repente y como nadie en mi familia es diabético y no conocíamos los síntomas, lo pasé muy mal. Estuve un mes hospitalizado”, recuerda. Por el camino, además, se dejó casi 20 kg en sufrimiento.
Por fortuna, sin embargo, pudo hacer y destacar en el deporte que ama. “Nos tenemos que cuidar un poco más que el resto de ciclistas, pero podemos hacer una vida normal”, explica ahora, cuando está a punto de ser padre por segunda vez. “He pedido de manera voluntaria ir al Tour de San Luis porque es una carrera que está muy bien organizada y te da un punto de pedal muy bueno para competir después en Europa”, explica. “El problema es que el nivel ha subido muchísimo en los últimos años”.
Los corredores del Novo Nordisk, sin embargo, no sólo corren para ganar u obtener buenos resultados, sino para demostrar que la diabetes no necesariamente es un obstáculo. “Puesto que en los diabéticos el páncreas no fabrica insulina, la glucosa no llega a las células, que son las que fabrican la energía, quedándose en el torrente sanguíneo”, comenta el español. “Tenemos que controlarnos el azúcar”, continúa, “llevar una dieta estricta y prescindir de algún alimento, como los dulces, aunque también alguna vez me doy un capricho”, añade con naturalidad.
La ciencia
Por fortuna, sin embargo, las nuevas tecnologías están cambiando la vida a los diabéticos. “Llevamos un chip subcutáneo, bajo la piel de la tripa, que mide continuamente los niveles de glucosa. No es nada molesto, es como un pelo, aunque hay que cambiarlo cada siete días”, explica.
Vía ‘bluetooth’, los corredores pueden ver en todo momento los niveles en un aparato que llevan en el bolsillo del maillot. “Si bajan mucho, tengo que comer; y si suben, aguantarme. Pero ya no sufro las pájaras (desfallecimientos) de antes, cuando iba a ciegas y después de cinco horas con la glucosa alta llevaba las piernas reventadas por la falta de insulina”.
Los pinchazos de insulina también tienden a desaparecer, o como poco han disminuido. “Hay otro aparato que lleva la insulina en un chip. Lo programas para unos días y durante ese tiempo te olvidas de todo”, comenta.
No es de extrañar que el autobús del Novo Nordisk sea siempre uno de los más visitados por los aficionados y que sus corredores reciban multitud de mensajes pidiendo consejo de otros afectados por esta enfermedad que, por fortuna, en la actualidad no es un impedimento para hacer deporte al más alto nivel.
Fuente-Josu Garai-Prensa Tour de San Luis
*El Novonordisk incorporó un argentino: Emanuel Mini
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