Grandes regresos de la historia deportiva tras accidentes terribles e infortunios
Por Oscar Trujillo Marín
A raíz de una nota que sacamos recientemente acerca del ambicioso regreso de Chris Froome para disputar el Tour de Francia tras casi un año sin apenas competir (salvo los 5 días del UAE Tour), les ofrecemos algunas historias de retornos a la élite después de superar diversas y terribles desgracias.
El keniata declaró que vuelve con el firme propósito de obtener su quinta corona en el Tour de Francia y hacer historia. No parece fácil, pero en el pasado algunos privilegiados o fenómenos de la naturaleza -después de terribles contratiempos parecidos- lo han conseguido.
A continuación, repasaremos la historia de atletas de élite (no solo ciclistas) que lograron burlar a la muerte o la discapacidad permanente y volver a brillar igual o mejor que antes de haber sufrido accidentes, agresiones y tragedias de la más variada condición.
Greg Lemond: no podía ser perfecto: le gustaba salir a cazar. En una montería con su cuñado, que al parecer no iba muy fino de la vista, en un lance desafortunado entre el bosque, éste terminó disparando -antes que contra venados, conejos o pavos-, contra su propio familiar camuflado, que cayó gravemente herido sufriendo un desconcierto parecido al que suelen sentir las gratuitas presas que se cazan solo por el placer de verlas caer, por deporte. Fue afectado a la altura del riñón derecho, del diafragma y del intestino delgado. Lección demasiado contundente de la vida, imposible de olvidar de la que por suerte Greg sobrevivió, y de qué manera.
El estadounidense, uno de los mejores vueltómanos de la historia a sus 26 años, estuvo a un parpadeo de morir desangrado ese fatídico día de 1987 en los montes de California. Recibió 60 filiales perdigones de fuego amigo en su cuerpo que más parecía una regadera escarlata. Fue trasladado en helicóptero al hospital y perdió el 65 por ciento de su volumen de sangre, salvándose de forma milagrosa y a punta de inmediatas transfusiones una vez llegar. En ese momento, Lemond era campeón vigente del Tour, empezaba apenas su reinado. Era el favorito para la inminente edición de 1987, el hombre más fuerte tras el retiro de Hinault y las reiteradas lesiones de Fignon.
Tras casi dos meses hospitalizado y un tiempo largo de una lenta y tortuosa recuperación, regresó en 1989 para entrar directamente al Olimpo, ganando su segundo Tour de Francia, el más emocionante de la historia. El mismo que solo se definió hasta la crono del último día, con apenas 8 segundos de diferencia a favor del estadounidense. Lemond remontó la diferencia de unos 50 segundos ante un renacido Fignon, que vivió el día más amargo de su carrera deportiva. Luego la leyenda se agrandó en 1990, llevándose su tercera ronda gala. Protagonizando uno de los más exitosos regresos de la historia tras graves lesiones y haber estado más muerto que otra cosa. Al parecer, el racimo de plomo en su cuerpo le trajo incluso más poder. Quizás los animales abatidos de forma gratuita y por deporte le dieron otra oportunidad.
Alejandro Valverde: estuvo a punto de ver esfumarse su carrera deportiva el 1 de julio de 2017. Fue durante el prólogo del Tour de Francia en Dusselford, Alemania: suelo mojado, curva traicionera, mancha de aceite corredor a tope… y resultado mucho peor de los esperado contra una valla. La rodilla se le parte en dos y el astrálago (un hueso del pie) también se destroza al golpear contra el suelo. Como si fuera poco el acople del manillar de la cabra le hizo un grave y profundo corte en la zona anal que es mejor no imaginar. Nada más con la lesión de rodilla ya era complicado que quedara bien para la vida fuera de competencias. Sin embargo, fue vital la inmediata atención y una encomiable voluntad del murciano por volver a competir.
Fueron 4 meses de combinar terapias convencionales con alternativas y lo que hiciera falta: acupuntura, descargas eléctricas en las zonas afectadas, magnetoterapia, eletroestimulación, masajes en la otra parte del cuerpo para que no perdiera elasticidad y movimientos para empezar hacer ceder unos grados la rodilla afectada. Ese proceso duró cuatro meses. Se perdió el resto de la temporada, pero regresó en 2018 para conseguir su ansiado mundial a los 38 años. Bueno, aparte de llevarse 4 vueltas de una semana y numerosos parciales, el UCI World Ranking, dos etapas en vuelta a España… En pocas palabras lo normal, o mejor aún de lo que en él era costumbre antes de la desgracia. Volvió como si hubiese estado parado por un resfriado o una uña encarnada.
Niki Lauda: tras haber ganado ya un mundial de fórmula uno en 1975 y ser la gran figura de la velocidad de nuevo en 1976 -donde se presumía, tras sus primeras actuaciones (4 victorias y dos segundos lugares, iba de líder absoluto) de nuevo vencedor- sufrió un horrible accidente en el gran premio alemán (circuito de Nurburgring). Lauda, quien corría para Ferrari, se desvió del trazado y chocó con un terraplén, antes de que su bólido explotara en llamas.
Niki quedó atrapado en el monoplaza y sufrió quemaduras graves en gran parte de su cuerpo que le desfiguraron de por vida antes de poder ser rescatado. Estaba tan mal, que incluso recibió la extremaunción. De forma milagrosa empezó a recuperarse, en menos de dos meses… ¡y regresó a subirse a un bólido de inmediato! Ese año el mundial se le fue por poco. Dio mucha ventaja en su ausencia. Sin embargo, en 1977, a su vuelta en igualdad de condiciones volvió a barrer y coronarse de nuevo. Siguió siendo siempre competitivo y protagonista. Finalmente, en 1984 obtuvo su tercer y último mundial, confirmando unas cualidades impresionantes para pilotar antes y después de coquetear con la muerte.
Johan Museeuw: Hace poco escribimos aquí sobre él. El belga, es uno de los mejores clasicómanos de la historia, de los más espectaculares también. Un combativo y corajudo corredor que se sobrepuso a dos graves accidentes que habrían hecho retirar a cualquiera. Ambos con su recuperación respectiva por encima del año debido la seriedad de las lesiones, pero regresó de inmediato a ganar un monumento.
El primero de ellos ocurrió cuando era el rey de las clásicas del norte. Mientras participaba en la Paris Roubaix de 1998 sufrió una dura caída en la cual se destrozó su rodilla derecha. Para colmo, se le infectó de mala manera en el pos-operatorio hasta el punto de que incluso los médicos consideraron amputarle la pierna. Estuvo casi dos años recuperándose, en el dique seco y al regresar en el año 2000, se llevó de nuevo el mismo Infierno del Norte que casi lo jubila antes de tiempo.
En el verano de 2000, tres meses después de haber vuelto a competir, sufrió un accidente de motocicleta que resultó en una fractura de tibia, clavícula y gravísima conmoción cerebral. Estuvo al borde de la muerte, en coma 15 días. Pero casi dos años después, una vez recuperado, regresó para adjudicarse su tercera Paris-Roubaix. Absolutamente increíble. Este, capaz que la palma resbalándose con la cáscara de un plátano, por que los accidentes atroces no parecen hacerle mella, casi que ni cosquillas.
Pueden haber otros ejemplos admirables de atletas que le vieron las orejas a la muerte y regresaron de inmediato a ganar, ¡pero dos seguidos y tan graves ¡y regresar para ganar la prueba más difícil del calendario en su especialidad! eso, ¡eso está al alcance de muy pocos! En esta última victoria al celebrar, al cruzar la línea de meta, exhibió su pierna izquierda llena de remiendos cuya foto le dio la vuelta al mundo inmortalizando su hazaña.
George Foreman: Aparte de vender parrillas para asar carne y sartenes para la cocina en los eternos programas de teletienda que pasan en la madrugada, de esos que no se les pega nada y dan ganas de comprarlos aunque uno no los necesite, además de tener su propia iglesia donde oficia como predicador, fue uno de los mejores boxeadores en la categoría de los “pesos pesados” de la historia. El estadounidense, después de una apabullante derrota ante Muhammad Ali en 1974, donde perdió su título mundial, cayó en una severa depresión que prácticamente arruinó su carrera. Hizo algunas peleas en 1976, pero ya sin su antiguo poderío: no volvió a ser el mismo y se retiró en 1977 tras perder un combate después del cual terminó aquejado incluso de problemas cardíacos que casi le cuestan la vida. Apenas iba a cumplir 30 años y ya estaba acabado.
Pero en 1987 sorprendió al mundo del boxeo al regresar al cuadrilátero a la edad de 38 años, tras 10 años alejado de los rings. Hizo algunas peleas discretas cuando el rey era el rebelde e incomprendido antisocial Mike Tyson, con quien no tuvo nunca oportunidad de enfrentarse. Finalmente, subió en el ranking a primer aspirante al cetro mundial ante Evander Holyfield en 1991, por quien fue derrotado a los puntos. Un cuarentón y disciplinado, Foreman persistió y consiguió lo increíble tres años después: volver a ser campeón mundial los 45 años (el campeón peso pesado más veterano de la historia). Habían pasado 20 calendarios ya desde que ganó su primera corona. Ese día venció a Michael Moorer por K.O. Decir constancia y ejemplo de persistencia seria quedarse muy corto ante este fantástico boxeador-pastor-parrillero. El regreso a la cima más paciente y espaciado de la historia.
Monica Seles: A finales de los ochentas y principios de los noventas, la alemana Steffi Graff dominaba el tenis femenino mundial. Una adolescente Serbia de origen húngaro acabó con su hegemonía ganando 8 torneos del Grand Slam casi seguidos antes de cumplir sus 20 años: entre 1991 y 1993, hazaña inédita y que le presumía a ese ritmo demoledor de contundencia ser la mejor tenista de la historia.
En 1994 amenazaba con seguir arrasando en el calendario mundial y en el primer torneo importante de la temporada (Australia) volvió a ganarle a Steffi Graff en la final. Pero su fulgurante carrera fue parada en seco por un aficionado perturbado (Günter Parche, alemán de 39 años) obsesionado con su gran rival, Steffi Graff. El energúmeno fanático no pudo soportar que Monica hubiese desplazado del centro de la escena a su enfermizo objeto de deseo y compatriota. En abril de ese año compró entradas a pie de pista y desde allí apuñaló por la espalda a Seles mientras esta jugaba (y ganaba en ese momento) los cuartos de final del torneo de Hamburgo. Sucedió a la vista de todo el mundo.
Aunque la lesión física en el momento no fue tan grave y se recuperó relativamente pronto, las secuelas psicológicas fueron devastadoras. Estuvo lejos de los circuitos por casi dos años aquejada de ansiedad, depresión, paranoia, pánico escénico: su vida y carrera se derrumbó. Esta situación derivó -entre otras desagradables cosas- en trastornos alimenticios que le hicieron subir 15 kilos en menos de 6 meses y estuvo a punto de arruinar, ya no su carrera que apuntaba con ser la mejor de la historia en el tenis femenino, sino su vida.
Como si fuera poco, luego le descubrieron secuelas de la agresión, problemas en los músculos de esa zona de la espalda que nunca volvieron a quedar igual, lo mismo que su extraordinaria concentración que también se resintió para siempre. Con todo y eso, se recuperó lo mejor que pudo y volvió en 1996 a las pistas. Ganó de nuevo en Australia, y retomó el número uno mundial por un tiempo. Pero su Angel y entusiasmo por la competición había sido herido para siempre. Tras ganar ese, su último torneo del Grand Slam, su juego fue perdiendo brillo -y fuelle- hasta retirarse en 2003 definitivamente, no obstante siendo una de las más grandes de la historia.
Esteban Chaves: El 16 de febrero de 2013 tras haber ganado en 2011 el Tour de L’Avenir y siendo la gran promesa del ciclismo colombiano que a sus 23 años corría para el Team Colombia, mientras disputaba en Italia el trofeo Laigueglia, Esteban Chaves se fue el suelo en el km 130. Se despertó dos días después en el hospital, sin recordar absolutamente nada del accidente, ni lo que sucedió después. Pero sí con un parte médico aterrador: trauma craneoencefálico, contusión pulmonar, fractura de huesos del oído, fractura en el pómulo, fractura del esfenoides derecho, en la base del cráneo, y fractura de la clavícula. Bueno, también el equilibrio comprometido, los nervios del brazo inutilizados con perdida absoluta de movilidad, sin poder comer y prácticamente desahuciado para el ciclismo.
Necesitaba una operación extremadamente riesgosa para intentar salvar la movilidad del brazo, ya no para competir, sino para al menos echárselo encima a su novia en el cine o decir adiós. Para funcionar medianamente bien en la cotidianidad. Le hicieron dos, y estuvo casi un año parado sometido a las más exhaustivas terapias. En octubre del mismo año, el equipo australiano Orica, en acto de fe sin precedentes en la historia del ciclismo, le fichó para la siguiente temporada pese a no tener certezas aún que volvería a ser competitivo o su recuperación sería efectiva.
El bogotano regresó en 2014 a las carreteras, primero a intentar sentirse ciclista. En ese tránsito de coger de nuevo confianza ganó etapas en dos pruebas World Tour: Vuelta a Suiza y Tour de california. Luego explotó en 2015, siendo la revelación en la Vuelta a España y ganando dos etapas. Ha hecho podio en ronda ibérica y Giro de Italia, y es el único latinoamericano que tiene en su haber un monumento del ciclismo (Giro de Lombardia, 2016). Hay gente que está hecha de otra pasta, o no conocen el significado de la palabra imposible.
Luego está la otra cara de la moneda, los que un accidente o una desgracia les cambió la vida, lograron salvarla, pero ya no pudieron regresar jamás al mismo nivel o lo que es peor, siquiera volver a competir. Por ejemplo los ciclistas Joseba Beloki y Mauricio Soler o el futbolista Marco van Basten… y tantos más, quienes bien fuera por las secuelas de sus terribles lesiones, o por la reiteración crónica de las mismas, tuvieron que dejarlo, en pleno esplendor, siendo muy jóvenes y en el mejor momento de su vida deportiva. Pero eso es otra historia, por lo menos están vivos y disfrutan de sus familias.
Estamos encerrados aún, hay mucha incertidumbre y desesperanza en al ambiente, solo se trataba de compartir un mensaje amable y de optimismo. Ese tema quizás lo abordemos otro día. O tal vez no, puede que lo más importante de la vida, al fin de cuentas, sea tan solo conservarla.
Oscar Trujillo Marín¿Te gusta lo que hacemos? seguínos en Instagram y TwitterSumate en facebook: Ciclismo Internacional
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Buenos ejemplos.
Otros ejemplos: Marco Pantani, Alex Zanardi.
Oscar- falto incluir a Go Go con su percance del año pasado
La nota hace referencia a regresos con victorias, mayormente, de prestigio. Rigo apenas corrió el Tour Colombia y luego sucedió esto del virus.
Muy buen artículo. De no haber sido por el “atentado” de su cuñado en 1987, Lemond tendría 5 tours en su mochila y quién sabe cuántas carreras más, las cuales se hubiera embolsado en ese desafortunado hiatus de dos años. Es el mejor corredor gringo de la historia. Pero así es la vida, la misma que tiene ahora encerrado a medio mundo.
Aunque SERGIO LUIS HENAO no volvió ganando pero sí sorprendió cuando tuvo un accidente si no estoy mal en la vuelta a suiza 2014 , se rompió la rodilla. Al volver estuvo a punto de ganar la vuelta al país vasco, si no es por un galáctico llamado purito rodríguez y al siguiente año de nuevo segundo tras una leyenda del ciclismo como Alberto Contador.
¿Será muy polémico incluir a Lance Armstrong?
Por supuesto que lo pensé Andrés, pero el hecho de que él mismo haya confesado que hizo trampa durante toda su carrera, quieras que no opaca demasiado el esfuerzo puro y duro de haber superado la adversidad. Hay ciclistas, golfistas, tenistas etc., que han cometido “errores puntuales”, pero no sostenidos durante toda su trayectoria. Sé que en la época de Armstrong casi todos iban así, pero no por ser frecuente el fraude deja de ser anti ético para utilizarlo como ejemplo de superación. Sin duda incluír a Lance era una polémica innecesaria que opacaba a los demás, sinceramente le veo más valor a lo de Seles, Chaves o Foreman por decir algo. Un saludo.
Ojalá Froome vuelva a ser el ciclista que todos conocimos. Y lo va a necesitar porque, si la pandemia lo permite, este sería el reto más difícil de su carrera deportiva. No solo por la cantidad, sino por la calidad de los oponentes que lo esperan. Basta con mencionar que quizás le tocaría enfrentar al mejor Nairo de todos los tiempos, en plena madurez mental y física, y en un Tour cuya única CI es corta y termina en crono escalada. Por el bien del ciclismo, lo necesitamos de vuelta. Fuerza Froome
Excelente
Muy interesante nota! Más ahora que no hay actividad profesional, es importante tener notas de interés periodístico atractivas para el público lector.