Héroes anónimos del pelotón (I): Stig Broeckx

Por David Hunter

Decidimos que era tiempo de enfocarnos en los verdaderos héroes del ciclismo. Estos corredores, usualmente llamados gregarios o domésticos (denominación que hasta podría ser agresiva) se encuentran entre los atletas más talentosos del deporte en términos de resistencia y potencia.

© Davy Rietbergen/Cor Vos
© Davy Rietbergen/Cor Vos

Es cierto, no suelen ganar carreras pero, sin ellos, los líderes tampoco lo harían. Por cada Greipel y Froome en el pelotón, hay ocho hombres detrás de ellos ayudándolos a alcanzar sus objetivos, y hoy les llega el reconocimiento por su capacidad de tragarse el dolor.

Saben que no tendrán oportunidades propias pero igualmente dedican su vida al ciclismo en un rol que no cualquiera puede ocupar, porque la carga psicológica es muy dura. Estos pedalistas son especiales, los equipos lo saben y, cuando encuentran uno bueno, lo contratan de por vida.

Además, las estrellas deben hacerlos sentir queridos y valorados, que sus gregarios sepan lo importantes que son.

Los roles varían: algunos se encargan de cazar las escapadas, otros de lanzar el sprint, algunos aparecen previo a eso, posicionándolos para la volata durante los últimos 10 kilómetros. También están los que acarrean botellas, pero sea cual sea su función, todos comparten algo: una condición física impecable y una gran dosis de motivación.

En ese contexto, nuestro primer Héroe Anónimo es Stig Broeckx, del Lotto Soudal. El belga de 25 años está por iniciar su 3° campaña como profesional y, como era de esperarse, no tiene victorias en su palmarés.

Stig comenzó contando cuál es su rol en Lotto. “Depende de la carrera y quiénes son mis compañeros. Si Greipel está allí y hay sprint, debo controlar las escapadas. Desde el primer minuto me dedico a ello, buscando que se forme un corte pequeño pero sin compañeros de otros velocistas importantes. Si, por ejemplo, dejas marchar a un compañero de Cavendish, estás en problemas, porque su escuadra no va a tirar”.

“Cuando la fuga se hizo, dejo que abran brecha para que nadie intente saltar desde el lote. Posteriormente ponemos un ritmo relativamente cómodo, que desgaste a nuestro líder lo menos posible, al menos, hasta que aceleramos para empezar a cazar en serio. Lo interesante consiste en tratar de alcanzarlos lo más tarde posible, para que nadie ataque y que el lanzamiento sea más limpio”.

“Si el tren de Greipel no está bien ubicado, mi última labor es ayudarlos a subir en los 3 kilómetros decisivos. Por otra parte, en las clásicas, mi función es arropar a los jefes de fila la mayor cantidad de tiempo posible, ya sea para pasar cotas y pavé en cabeza o para cortarles el viento y darles botellas.”

Cuanto más completo es, el gregario eleva su valor para el equipo, porque no es sencillo encontrar ese tipo de atletas. “Si debes cazar una fuga necesitas un gran motor. Es un esfuerzo prolongado y necesitas potencia adicional porque en el cierre debes acelerar. Después puede suceder que haya que pelear por la posición en el sprint, así que necesitas ser frío y no perder la calma. Es un esfuerzo de persecución así que tienes que ser explosivo y resistente a la vez”.

“En las clásicas es similar, pero hay que añadir el conocimiento del recorrido para estar en el momento indicado cuando sea necesario, pelear por la posición y proteger al capitán.”

Con la obligación de tapar tantos huecos y ser tan completo, entrenar bien es fundamental. “Se necesita entrenar largas horas para agrandar el motor, sin descuidar la velocidad. Soy bueno en esfuerzos de veinte minutos pero también en los de un minuto, claves para las clásicas y sus cotas. Practico todos los roles, porque eso puede variar a lo largo de los años.”

Muchos de estos gregarios terminan con sus labores varias horas antes de que el pelotón arribe a la meta, y Stig nos contó su caso. Mi día acaba cuando el tanque está vacío. En una jornada de sprint debo perseguir la fuga y luego sostener al equipo adelante, mientras que en las clásicas debes aparecer lo más tarde posible para ubicar al capitán. Allí es normal quedar cortado, pero hay que intentar recuperarse, agarrar botellas cuando los autos te alcanzan y regresar al frente.”

Básicamente, el trabajo nunca se termina, y esa es la actitud que tanto se aprecia en el ciclismo pero que suele pasar inadvertida para el público. Ya que mencionamos las botellas, Broeckx cuenta cuántas puede portar. “Lo normal es llevar ocho, una para mí y las otras para mis compañeros. En días calurosos llevo 10.”

La charla trae a colación el novedoso chaleco utilizado por Tinkoff, algo que parece no ser tan aceptado en el lote. “Al principio pensé que era cómodo y veloz, pero estoy tan entrenado en llevar botellas que lo hago en el mismo tiempo. Tengo mayor movilidad sin el chaleco y, además, en el verano otorga una frescura adicional al ponerlas contra el cuerpo. Finalmente, el chaleco atenta contra la ecología si lo tiras al costado de la ruta, o molesta si lo pones en el bolsillo trasero.”

Pero no sólo botellas les dan desde los vehículos, así que el de Lotto cuenta sobre la comida. “Me gustan las gaseosas y tortas de arroz. También las sorpresas que a veces nos colocan los auxiliares.”

Como sabrán, comiendo pasta de la mañana a la noche, la alimentación suele ser aburrida, pero eso no es lo único que cansa a los ciclistas. “Estoy harto de los hoteles, por eso, mis vacaciones perfectas son en casa o acampando.”

De regreso a las funciones de un “doméstico”, es bueno aclarar que también varían según el número de corredores permitido: 9, 8 o 6. Esto cambia las cosas de modo considerable. “Cambia mucho con pocos hombres porque hay menos control, algo que puede convertir una etapa de sprint en un final caótico. Es vital cuidarse durante el día, no excederse en los vatios desarrollados para tener potencia en el cierre. También hay que pensar más, porque el lanzamiento será más corto y habrá que aprovechar el tren de los rivales.”

Todo está perfectamente medido y, para ampliar el panorama, Stig revela su consumo de calorías. “En las etapas de montaña rondamos las 5000 kcal, aún si vas escondido en el pelotón, sobreviviendo. En las clásicas se consume más aún, porque son más extensas, hay nervios y mucha tensión.”

Es realmente interesante, sobre todo para los jóvenes, lo que el de Lotto cuenta a continuación respecto a las satisfacciones de su papel. “Amo cuando el plan sale perfecto, cumplo con mi rol y mi líder gana. Por contrapartida, es frustrante tener que trabajar temprano y no poder estar presente en el cierre, porque nadie se hace ciclista para tirar los 100 kilómetros iniciales del día. Pero esto es necesario aprenderlo para poder subir en el escalafón interno del equipo.”

Dicha situación, que puede ser definida como derecho de piso, es fundamental para los neo profesionales, que deben calmarse y hacerse dignos de portar los mismos galones que llevaban en categorías juveniles. Pero no es sencillo mantenerse motivados, ¿ o sí? “No es complicado estar motivado, pero sí esperar por tus oportunidades. Eso me genera más rabia para entrenar y competir. Siempre hay que tener ambición de ganar carreras, porque nunca se sabe cuándo llegará la oportunidad.”

La unidad en el equipo es otro punto subestimado pero muy importante para el éxito colectivo. “Sobre la bici estoy siempre allí, soy leal y los demás saben que pueden confiar en mí, pero además, soy igual cuando no corremos. Amo la vida, reírme y soy el último en abandonar la mesa en las concentraciones.”

Con semejante bagaje de sacrificios a cuestas, nuestro invitado es palabra autorizada para ponderar a sus compañeros. “Lars Bak es el mejor gregario, porque es fuerte como nadie y divertido al terminar su labor, algo subestimado y muy importante. Por otro lado, el capitán ideal es Andre Greipel, un líder en todos los sentidos.”

Broeckx es joven, pero igualmente le pedimos un consejo para nuestros lectores que se están iniciando en el ciclismo. “Nunca pierdan la esperanza y mantengan la cabeza fría. Si se presionan les saldrá el tiro por la culata. Todos reciben sus oportunidades y deben estar listos para aprovecharlas.”

En el cierre, Stig dejó claro que le gusta su trabajo, pero también que quiere un cambio de rol en el futuro. “Espero cambiar, estoy ingresando en mi tercera temporada, me siento más fuerte y experimentado y quisiera ser un último hombre para los líderes en las clásicas. Se necesitan sueños y objetivos para progresar.”

Stig Broeckx, Héroe Anónimo del pelotón, muy inteligente y agradecido de lo que tiene, pero también, ambicioso y paciente para dar un salto el día de mañana. Con un motor como el suyo, eso no es una utopía y le auguramos un gran porvenir.

David Hunter

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2 pensamientos sobre “Héroes anónimos del pelotón (I): Stig Broeckx

  1. Sin estos hombres los líderes no podrían ganar, se conoce de algunos gregarios de tanta valía que sus salarios han alcanzado valores muy importantes y además han tenido la oportunidad de escoger equipo cada que termina un contrato porque nunca les faltan los buenos pretendientes. Se habla mucho de George Hincapie, Anselmo fuerte, Chechu Rivera, que no son tan conocidos como los campeones pero que llegaron a tener en el interior de los equipos su sitio preferencial.

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