Opinión: Girmay marcó un punto de inflexión en la historia del ciclismo
Por @amatiz12
Lo que hemos presenciado hoy en Gent-Wevelgem ha sido historia pura para el ciclismo, un deporte que tradicionalmente ha sido muy eurocéntrico y que por motivos culturales, sociales y económicos se ha encerrado en ese límite geográfico. Son incursiones exitosas como esta de Biniam Girmay, la llave para diversificar una práctica que a nivel profesional ha sido limitada para deportistas de países de otro lado del globo terráqueo -especialmente del tercer mundo-.
Con las mejores y más importantes competiciones radicadas en Europa, con gente de ese mismo continente que ha destellado históricamente sobre dos ruedas, ha sido tema de discusión la ausencia de ciclistas profesionales de raza negra. Razones hay muchas, que pasan desde lo costoso que es practicar ciclismo hasta la propia esencia cultural de los africanos, donde la lejanía de la familia, clima e idioma impactan en su adaptación y rendimiento.
Un deporte elitista
“Sólo tienes que mirar un domingo por la mañana, en las diferentes carreteras, y verás que a pesar de que la gente solo tiene el ciclismo como un hobby, es fácil también ver que no están paseando sino que también están compitiendo. Esta competencia se ha desarrollado entre los ciclistas, principalmente entre los hombres. No se trata ya sólo de salir y competir entre ellos, pero también hay que tener el mejor equipamiento. Este es el nuevo golf”, describió hace unos años Bradley Wiggins, argumentando porqué él creía que el ciclismo se estaba convirtiendo en un “deporte elitista”.
Eso no significa que para montar en una bicicleta -así sea por diversión- se necesite ser rico, pero para ejercerlo como una aspiración profesional se necesita una base económica, porque no es barato comprar una bici de ruta decente, el equipamiento, el mantenimiento, etc. De hecho, en Eritrea, que es de donde proviene el gran protagonista de hoy, el fervor por la bicicleta es incalculable. Muchos jóvenes y adultos que adoran usar su bicicleta para competir entre ellos, divertirse, además de ser su medio de transporte. Eso agregando las grandes masas de afición presentes en carreras y que viven con mucha pasión el ciclismo.
Es potencia en África y se convirtió tan popular gracias a que en 1939 un eritreo derrotó a un italiano en una cita ciclista de alta relevancia en la época. Hay que aclarar que en ese entonces, eran una colonia italiana, por eso la importancia de esa victoria. De hecho era la única nación africana en los 60’s que participaba en eventos olímpicos de la rama más allá de que tuvieran que hacerlo bajo la representación de Etiopía, que era el país que luego los controlaba. El ciclismo es su ruta de escape a los problemas que viven a diario. Afirman de hecho que “no hay fin de semana en que las carreteras no estén bloqueadas por alguna carrera”.
Pero claro, de eso a que alguien sueñe con competir al más alto nivel hay un trecho largo. Países donde abunda la pobreza, condiciones precarias, salarios injustos y límites logísticos y económicos de las federaciones encargadas del deporte, ponen un pare a ese anhelo. En Eritrea el salario mínimo equivale a unos 24 dólares americanos. “Pero para el ciclismo necesitas una bicicleta. Necesitas cascos. Y necesitas dinero para eso. Y todo viene de fuera de África, de Europa, de América”, explicaba Tsgabu Grmay sobre el difícil acceso a dicho material en África en general.
El límite cultural
Pero si incluso se consiguieran los recursos y se emprende ese camino ‘pro’, llega el siguiente problema: Llegar a Europa. Quienes lo hacen deben someterse a vivir en un sitio desconocido por meses mientras compiten, compartiendo con gente de culturas diferentes, un idioma que no hablan y lejos de su familia, con la cual han enlazado una fuerte unión. De un rasgo similar a lo que sucede con los latinoamericanos, pues nuestras culturas se asemejan en eso, cuesta despegarnos de nuestra tierra y enfrentarnos a un mundo diferente al que estamos acostumbrados.
Sin ir más lejos, ¿por qué Girmay no va a correr Flandes? Porque ya lleva dos meses o más distanciado de su familia (esposa e hija) y quiere volver a verlos. No quiere extender la espera, más allá de que eso implique sacrificar un estado de forma fenomenal para el monumento que mejor se le adapta. Y si este es un caso que hablamos con un corredor de semejante talento y que lleva algunos años fuera de su terruño, ¿qué será del resto que recién empiezan? Es imposible juzgarlos, cuando desde pequeños se les inculca que el amor a la familia se expresa con la unión, la compañía, la presencia.
El arraigo es un limitante fuerte para los provenientes principalmente de países del tercer mundo. Ahí por ejemplo, desencadena lo del clima. Estos chicos no pueden pasar un invierno un Europa, porque además de ser la época de fiestas en sus naciones, vienen acostumbrados a vivir en temperaturas cálidas, que ni rozan las bajas temperaturas del viejo continente. Se necesita mucha fuerza de voluntad para salir a montar 4 horas a 0 grados cuando nunca se ha vivido con esas condiciones. Por eso prefieren devolverse a sus países en época invernal, porque ahí van a estar en un zona confort y sin tanta dificultad para preparar el año venidero.
Ahí es donde juega un papel fundamental la paciencia de los equipos que los fichan y el sentido de comprensión, pues los europeos son de otro corte. Ellos están acostumbrados al frío, pueden comunicarse en más idiomas, no son apegados a sus países o familias, tienen una perspectiva cultural totalmente diferente a la nuestra, que los puede llevar al punto de no entender porqué esas cosas tan sencillas impactan tanto en la adaptación de un extranjero.
En muchos casos, eso impacta en el rendimiento, porque ni piernas ni condición va a haber cuando la cabeza está en otro lado, cuando el desazón, tristeza y frustración invade al cuerpo. Y todo eso junto, hace que al final la paciencia se agote y que las escuadras no quieran seguir contando con ellos.
Racismo
Robbie Hunter concedió una extensa entrevista a Cyclingnews hace menos de 2 años, donde además de detallar los argumentos ya mencionados, dio a entender la falta de oportunidades para ruteros africanos con talento por parte de los World Tour. El caso perfecto para reflejarlo fue el del propio Girmay.
“Biniam Ghirmay, cuando competía como junior con Remco Evenepoel, fue una de las dos personas que vencieron a Remco, pero nadie quería llevarlo como atleta. El único equipo que quería ficharlo en ese momento era Delko. Ahora obtiene el segundo lugar en Laigueglia y, de repente, los equipos dicen ‘Recuerdo que lo mencionaste el año pasado. Se ve bastante bien’. Entonces, por otro lado, si tienes un corredor europeo con los mismos resultados, no hay dudas para ficharlo”, afirmó.
Por eso fue casi que un milagro cuando Intermarché lo rescató, no por el tema de su fuerza y condiciones -que a esa altura era demasiado evidente- sino por el sistemático rechazo que existe por la raza. Hoy sí que sería un buen día para sacar los platillos y festejar el éxito de esa inversión, al ser él quien les ha dado su título más importante.
“La parte loca es que los ciclistas africanos tienen que hacer mucho más para ser vistos en comparación con sus homólogos europeos. Eso para mí es muy decepcionante porque tienes un joven ciclista eritreo que supera a los ciclistas profesionales a la edad de 19 años y la gente se pregunta si siquiera quieren mirarlo. Luego, al mismo tiempo, un ciclista italiano hará algo similar y tendrá un contrato de cuatro años casi de inmediato. No lo entiendo”.
Sería errático desconocer que en un deporte tan blanco, hayan problemas de racismo. Hunter aclara que no es rechazo directo, pero que por alguna razón que nunca se especifica, cualquier negociación para lograr el fichaje de un ciclista negro queda inconclusa o tiene más trabas de lo normal. “Siempre hay una negociación mucho más larga y mucho más intensa cuando hablas con un equipo sobre un ciclista africano negro. Eso es un hecho. Les digo a los ciclistas que están siendo discriminados porque esa es la verdad”.
Partir la historia
A lo mejor alguien se excusaría afirmando que ellos nunca han ganado algo importante -claro, tan fácil de decirlo cuando sus oportunidades han escaseado-, pero este éxito de Girmay puede ser el punto de partida para empezar a transformar ese pensamiento que existe en la industria.
Obtuvo la victoria en una carrera de sumo prestigio, que está dentro del marco de lo “más europeo”, porque hasta en cierto punto las vueltas por etapas ya se han diversificado con la inmersión de los latinoamericanos y africanos; pero las clásicas es un mundo solo de ellos, donde antes nadie había sido capaz de estar por delante de ellos en terrenos que conocen como la palma de su mano, que son parte de su tradición. Es un triunfo que impone respeto.
Y justamente eso es lo que se necesita, porque la cruda realidad es que las culturas diferentes a la europea se han tenido que ganar su espacio a punta de buenos resultados en competencias de nivel, donde el talento prima para conseguirlo. Esta es una victoria de nivel que abre nuevos caminos para los africanos.
La arrancada a más de 200 metros y desde la última posición, rematada con un sprint a alta cadencia y sin posibilidad alguna como para que por ejemplo Christophe Laporte -que está en una forma fenomenal- no pudiera ni hacerle la sombra, es suficiente para dejar en claro el don que posee Girmay y que seguro no será el único de su continente. Hoy hizo historia, rompió los mitos. Ha marcado un punto de inflexión en la historia del ciclismo.
Alejandro Matiz¿Te gusta lo que hacemos? Seguínos en Instagram y TwitterSumate en facebook: Ciclismo Internacional
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Antes que nada, increíble Biniam!!
Ahora que vivo aquí en Europa, me doy cuenta que los europeos también quieren a su familia, también les cuesta despegarse de ella, quizás no al nivel de africanos y latinoamericanos y eso generalizando ambas partes, sin embargo al tener más cerca las oportunidades , incluso dentro de su mismo país pues ese contraste de “abandonar” la familia no se da.
Piensen por qué lo franceses fichan franceses, los españoles e italianos igual, no solo por tema marketing, si no por un tema de cercanías y de mantener su zona confortable. Esto solo para contextualizar un poco el tema.
Esperando el triunfo de Narváez en las piedras y viene Girmay y se adelantó …en hora buena por el Eritreo, es el primero de muchas victorias para el portento africano…derrotar al Jumbo en su maxima expresión no es cosa facil…
Leí en Twitter que a los eritreos solo les dan visas de tres meses en Europa, así que además de ver a su familia, igual siempre tienen que estar entrando y saliendo de Europa.
Buen artículo de opinión, sobre toda esa parte de ganar en una clásica donde son absolutos dominadores los europeos, creo que eso es lo mas de todo lo que ha suscitado éste logro. Ojalá estemos hablando del Tiger Woods del ciclismo, aunque para ser ciertos lo del norteamericano fue sobre todo el tema del racismo, para el caso de este joven talento son adempas todos lo otros temas mencionados, localía, clima, lo de la familia… ciertamente será mas compleja la cosa, pero sin duda esto abre las puertas, ojalá algún día se pueda ver el ciclismo de alta competición como algo mas globalizado y eliminar de tajo esa sombra del racismo que le ha acompañado y que no cesa.
Excelente artículo Alejandro