Opinión: Nibali, el Tiburón está de regreso
Por @pmpalermo
A nadie escapa nuestra mirada crítica para con el pelotón y sus, cada vez más habituales prácticas conservadoras, producto de las presiones de los equipos y sponsors, propensos a valorar de un modo positivo los números por sobre las acciones.
Perdido en esa vorágine exitista, está el atado Nairo Quintana pero también Vincenzo Nibali. No así Alberto Contador, quien valiéndose de un palmarés mágico en el que poco le falta por alcanzar, hace lo que le place siempre que las piernas respondan.
Respecto del italiano, hablamos del tema hace unos meses en “El ciclismo extraña a Nibali”, artículo motivado en la repetición de su anónima temporada debido a un enfoque absoluto en el Tour de Francia. Afortunadamente para los aficionados, las cosas no le salieron del todo bien allí y ni que hablar de la Vuelta, por lo que la necesidad y la rabia lo forzaron a modificar su estilo.
O no tanto, sino a recuperar su estirpe, la misma que nos llevó catalogarlo alguna vez como el corredor más valiente del mundo, título que hace justicia a casi toda su trayectoria, excepto por el paréntesis de 2014 y 2015, hasta su salida de La Vuelta.
Y ese fue el punto de inflexión que nos permitió volver a gozar con las acciones ultra ofensivas del líder de Astana. “El incidente de la Vuelta fue un grave error, que me vino bien porque me hizo recuperar toda la rabia que había perdido. Me ayudó a sacar toda esa rabia sobre la bici y no de otra manera”, dijo tras Il Lombardía.
Un mes inolvidable
No le falta razón y las siete pruebas en las que tomó parte tras la última grande del año hablan por si mismas. Regresó en la Coppa Agostoni con un 2° puesto tras el parón obligado, al día siguiente trepó a lo más alto del podio en la Coppa Bernocchi y volvió a salir en la foto del cajón en el Memorial Pantani al concluir 3° trabajando a destajo para su selección, que se llevó la cita de la mano de Ulissi.
Nibali completó una semana brillante siendo fundamental en la diana de Daniele Bennati en el GP Industria & Commercio di Prato. Atacó en un descenso, a más de 60 kilómetros de meta, llevándose consigo a su compañero de Selección junto a otros dos hombres. Sabiendo que el terreno no lo favorecía, ofició de gregario de lujo para que el de Tinkoff-Saxo festejara tras más de tres años, sumando una nueva alegría a su seleccionado.
Así llegó al Mundial de Richmond, pero poco y nada hizo allí, en un circuito totalmente adverso a sus cualidades en el que nunca se encontró cómodo y se dedicó a sumar fondo de cara a Il Lombardía, su verdadera meta de fin de curso. El ‘Tiburón’ voló de regreso a Europa y aflojó las piernas en Tre Valli Varesine, donde se dio el lujo de volver a celebrar, avisando de paso, que estaba a tope para el domingo.
Y fue allí que apareció el viejo Nibali en todo su esplendor, ese que, pese a saberse marcado y máximo favorito, se lanzó cuesta arriba y hacia abajo buscando la gloria en La Classica delle Foglie Morte, reservada para los hombres más fuertes del pelotón y ahora parte del palmarés de uno que ya tiene un puesto reservado en el Olimpo del deporte pedal.
¿Qué pasará en 2016?
Explicado este punto, no son pocos los que especulan con que sólo se trató de un espejismo, más propio de la urgencia que de un cambio radical, y eso puede ser cierto. Pero según algunas informaciones que manejamos, mas incontables señales enviadas por el atleta durante las dos pasadas temporadas, casi que podríamos afirmar que las cosas volverán al cauce normal en lo que a Nibali respecta.
Esto implica a un corredor enfocado desde más temprano en el año, sin esconderse tanto y con el Giro de Italia como su objetivo primordial. ‘Lo Squalo’ se siente muy orgulloso de su patria, ama la ‘Corsa Rosa’ y nunca escondió sus deseos de regresar y volver a luchar por la victoria.
Como miembro del selecto grupo de ciclistas que ganaron las tres grandes vueltas, el ‘Tiburón’ tiene vía libre para asaltar nuevamente su competencia predilecta y no se antoja factible que Vinokourov logre apartarlo de dicho objetivo luego de los cortocircuitos protagonizados y en el año final del vínculo que los une.
Pero lo mejor de todo es que Vincenzo probó la sangre nuevamente y recuperó la ambición perdida al conseguir la Grande Boucle, gesta impresionante que completó su currículum y lo sumió en el letargo de aquellos que ya tienen todo.
¿Un cambio de rumbo?
O casi todo, porque el cachetazo de la Vuelta y la diana en su primer Monumento (estuvo cerca en 2012 cuando Maxim Iglinsky lo batió en la Lieja) le sirvieron para despertar, y ahora el lote tiembla porque sabe que uno de los cinco fantásticos está de regreso en plenitud y con mucho camino por delante.
Nibali apenas cumplirá 31 años el mes próximo y termina contrato en 2016 cuando, todavía en plenitud física, podrá buscar nuevos derroteros que le permitan mantener la motivación, principal motor de esta bestia del ciclismo que a veces pierde el norte ante la falta de estímulos.
Completamente establecido como una de las máximas figuras del pelotón y con victorias en casi todos los frentes, no sería descabellado pensar que Nibali se vuelque en busca de clásicas y Monumentos, citas que se le dan de maravillas y en las que puede apelar a la épica que tan bien sabe manejar.
De ser así, su ya fantástico palmarés se volverá aún más impresionante, encarando el tramo final de su periplo profesional con nuevos retos que mantendrán encendida la llama que dejó apagar este año. Y aunque no consiga vencer, su imagen se verá reforzada ante los ojos del público, cansado de especuladores y necesitado de agresores como el de Messina.
Todavía es pronto para saberlo y el tiempo dictará veredicto, pero, ojalá, este último mes haya sido un anticipo de lo que veremos de 2016 en adelante, y no un espejismo de lo que pudo ser. Con la partida de Contador y mientras Quintana siga contenido, sólo Nibali, el último “showman”, puede salvar a los espectadores del letargo.
Pablo Martín Palermo
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Siempre es bueno ver al tiburón así, pero lo cierto es que estás carreras no las mira ni el 10 % de los que miran el tour, por eso es que los equipos siempre preparan a los mejores para el tour. Porque pocas veces gana el romanticismo, últimamente nunca, sobre el negocio. Como dijo alguno, el deporte es amateur, el profesionalismo es cosa de negocios, lejos muy lejos del deporte!!!
Saludos.-