Por @pmpalermo

Si algo dejó en claro Matteo Pelucchi con su victoria en la segunda etapa de la Tirreno Adriático, es que poco tiene que envidiar a los Reyes de la Velocidad, testigos de la potencia del italiano que obtuvo la conquista más preciada de su trayectoria.pelucchi

De más está decir que pocos, por no decir nadie, esperaban al de IAM en el arribo a Cascina, ya ni siquiera en el podio, debido a la presencia de lo mejor en lo que a sprints refiere con Cavendish, Kittel, Sagan y Greipel como los máximos exponentes.

Es que con semejante cartel de estrellas, pocos podían anticipar que el primer embalaje de la Carrera de los Dos  Mares quedaría en poder de un pedalista pro continental y mucho menos que el mismo sería Pelucchi, de escasos antecedentes en sus tres temporadas previas al máximo nivel.

De 25 años, 1.82 metros y 74 kilogramos, el nacido en Giussano destacó en la pista como Junior, llegando a ganar el Campeonato Nacional del Kilómetro y el de Keirin, algo que también ayuda a entender mejor que su portentosa actuación no es flor de un día y que a poco que lo descuiden puede lograr gestas como la de hoy.

El salto a profesionales lo dio en 2011 con el Geox de Matxin y ya en ese año inicial estrenó su palmarés con la prestigiosa Clásica de Almería, donde batió a José Joaquín Rojas, relegando además a gente de la calidad de Óscar Freire .

Con la desaparición del equipo, pasó al Europcar, donde subió al podio en el Trofeo Migjorn en Mallorca y repitió en parciales de Tour de Langkawi, Tour de Turquía y Tour de Dinamarca, además de levantar los brazos en la segunda jornada de Ronde de l’Oise y en la quinta de los Cuatro Días de Dunquerke.

La siguiente escala fue al IAM Cycling donde aparentemente encontró un hogar y se siente apreciado, afecto que retribuyó en 2013 con un triunfo en el Circuito La Sarthe y varios top 5 en Tour del Mediterráneo, Tour de Poitou Charentes, Tour de Luxemburgo o Tour de Gran Bretaña.

Tras concluir entre los diez mejores en dos ocasiones en el reciente Tour de Qatar, la impresionante victoria lograda en Tirreno es obviamente el punto más alto de su corta trayectoria y además llegó acompañada por la dedicatoria que el italiano hizo para su compañero fallecido hace unas semanas, Kristof Goddaert, por lo que todo se conjugó para regalar a Pelucchi el mejor día  de su vida arriba de una bicicleta.

Muchos dirán que Kittel se cayó, que Greipel y Sagan se confiaron o que Cavendish no pasa un buen momento, pero para esos escépticos es conveniente resaltar que nuestro protagonista brilló también ante la presencia de Modolo, Bennett, Démare o Appollonio, gente de contrastadas cualidades que poco pudo hacer frente al empuje del transalpino.

Lo concreto es que Pelucchi ganó por méritos propios, haciendo gala de su potencia e inteligencia para saltar en el momento justo y por ello de ahora en más será tenido en cuenta cada vez que una etapa se defina al sprint, donde demostró que no le tiembla el pulso para pelear codo a codo con las figuras.

Pablo Martín Palermo
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