Van Avermaet, eterno segundo
Por @pmpalermo
Una vez más, y ya se perdió la cuenta, Greg Van Avermaet realizó una gran actuación y no logró concretarla con un triunfo en algo que ya se volvió una rutina en su trayectoria y que le impide dar el salto de calidad que su talento le exige.
Es que el belga de BMC hoy entregó en la Omloop Het Nieuwsblad el último capítulo de la serie de derrotas dignas que lo tienen siempre como gran protagonista del triunfo de los demás, a los que ve levantar los brazos una y otra vez desde una posición privilegiada.
Seamos justos, no cualquiera puede concretar un top 10 en las clásicas y es loable la regularidad del belga, pero justamente, es dueño de un talento tan grande que ya no puede seguir regalando carreras como sucedió hoy, cuando regaló a Stannard la Omloop.
En la definición en Gante, Van Avermaet, mucho más rápido, se colocó delante del de SKY para permitirle saltar primero y remontarlo, pero el inglés le sacó ventaja en una de las oportunidades que nuestro eterno segundón miró para adelante y se distrajo, tardando en reaccionar.
Para ilustrar un poco mejor la queja para con el de BMC, sólo en 2013 fue 3º en Gante Wevelgem, 4º en París Roubaix, 5º en Omloop Het Nieuwsblad, 6º en Flecha Brabanzona y Strade Bianche y 7º en el Tour de Flandes, mostrando que siempre está allí pero que nunca remata.
A los 28 años, ingresando en el mejor período para este deporte, Van Avermaet tiene con qué dar el salto de calidad, pero de seguir por esta senda se le hará cada vez más difícil quitarse el estigma de “perdedor” que ya pesa sobre él y que lo lleva a cometer errores, agobiado por la presión tal vez.
Con Hushovd en decadencia y Gilbert desaparecido, es claramente la baza del BMC en las clásicas, por lo que tiene que aprovechar los beneficios de tener una escuadra alrededor y finiquitar la faena como es debido, en este caso, batiendo a quién es claramente más lento que él en un arribo al sprint.
Por lo pronto, nuestro protagonista tendrá revancha en breve, pero si no logra torcer la historia, quedará en el recuerdo y las estadísticas como el “eterno segundo”, un mote por demás desagradable que lejos de resaltar su regularidad acentúa su falta de definición.