Videos, estadísticas y opinión sobre la peligrosa convivencia entre vehículos y ciclistas

El ciclismo no es seguro ni a nivel profesional

Por @JohanGiraldo

La muerte del ciclista belga Antoine Demoitié este domingo debido a un incidente con una moto durante la Gent-Wevelgem, es sólo el final trágico y largamente anticipado a una serie de incidentes del género, que dejan al descubierto la vulnerabilidad de los pedalistas frente a los vehículos motorizados, aún en competencia.

The @AstanaTeam @jakob_fuglsang CRASH! Motorcycle is also close to take down @ryder_hesjedal #TDF15 #letour #tourtv2 pic.twitter.com/TcfBD1uyqJ

— TV 2 SPORT (@TV2SPORTdk) 23 de julio de 2015

Reacciones de los ciclistas: 

-Fabian Cancellara: http://twitter.com/f_cancellara/status/714425225560109056

-Peter Sagan: http://twitter.com/petosagan/status/714518349565308930

-Vincenzo Nibali: http://twitter.com/vincenzonibali/status/714414072150822912

-Etixx Quick Step: http://twitter.com/Etixx_QuickStep/status/714367271913828353

-Lotto Soudal: http://twitter.com/Lotto_Soudal/status/714346262229872640

-Wanty Groupe Gobert: http://twitter.com/TeamWantyGobert/status/714395624741937156

*Opinión: Sin ciclistas, no hay ciclismo

Por @pmpalermo

Con el deceso de Demoitie demasiado fresco en la memoria de todos, es inevitable eludir el tema, porque también puede sacarse algo positivo del mismo. Claro está, es imposible no comenzar esta columna con un respetuoso pésame para su familia y una mención de honor para con el fallecido, quien donó sus órganos y ayudó a salvar vidas.

Enfocándonos en el plano deportivo -porque la vida y el ciclismo siguen- es imperativo recordar, como si fuera necesario, que este deporte gira en torno a los pedalistas, y todo el resto estamos a su alrededor por ellos.

Tuve la dicha de competir profesionalmente, no en eventos de la envergadura de los aquí mencionados, pero sí lo suficientemente importantes como para saber qué implica estar sobre la bici a determinado nivel.

Obviamente, ahora estoy en la otra vereda, y reconozco tener un plus a la hora de hacer análisis y entrevistas, motivo que me lleva a pensar que, en lo que a los vehículos en competencia refiere, debería ser igual, y sólo gente que sepa lo que conlleva portar un dorsal, pueda manejar motos y autos.

Por otra parte, estoy en condiciones de afirmar con conocimiento de causa, que los atletas se quejan, pero luego sólo quieren competir, y no se plantan ni unen correctamente para hacer valer sus derechos. Evidentemente, eso debe cambiar, porque si ellos mismos no se cuidan unos a otros, no lo harán los de afuera.

Como todo deporte profesional, el ciclismo es un negocio, aunque a diferencia de otros donde los protagonistas son tratados con cuidados propios de su condición, aquí no sólo deben luchar contra las inclemencias de una profesión dura por definición, sino que también deben resguardarse de los vehículos que conforman la caravana.

Con eso en vista, son varias las partes que deben llegar a un acuerdo y, más relevante aún, implementar cambios. Son múltiples las opciones, y las más obvias son las que circulan por los medios últimamente: reducir el número de motos, capacitar mejor a los motoristas, etc

Pero, hagan lo que hagan, lo que nunca de obviarse es que el ciclismo depende pura y exclusivamente de los corredores, y que sin ellos no hay carrera. Por ello, cualquier medida que se lleve adelante, tiene que tener la seguirdad del pelotón como prioridad y no la del circo mediático circundante, al que dicho sea de paso, ahora pertenezco.

¿Qué pensarían los fotógrafos si fueran ellos los que caen como moscas? Y, así y todo, vale la pena recordar que la protección que llevan es superior a la de los delgados ciclistas, cuya esquelética humanidad hace las veces de paragolpes.

En resumen, en un deporte que es durísimo en su concepción, cualquier protocolo de seguridad debería ser insuficiente. Ojalá la partida de Antoine Demoitie sirva de lección para que los responsables tomen las determinaciones pertinentes y los accidentes sean una excepción, y no la regla.

Al igual que en 2003 con la muerte de Kivilev, que forzó a la UCI a imponer el uso del casco como algo obligatorio, el lamentable hecho del domingo tiene que se el último de su clase y un punto de inflexión en la historia del ciclismo. En honor a Demoitie, que así sea.

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